Microcuento de Ramón Gómez de la Serna
No era brusco Gazel, pero decía cosas violentas e inesperadas en el idilio silencioso con Esperanza.
Aquella tarde había trabajado mucho y estaba nervioso, deseoso de decir alguna gran frase que cubriese a su mujer asustándola un poco. Gazel, sin levantar la vista de su trabajo, le dijo de pronto:
—¡Te voy a clavar con un alfiler como a una mariposa!
Esperanza no contestó nada, pero cuando Gazel volvió la cabeza vio cómo por la ventana abierta desaparecía una mariposa que se achicaba a lo lejos, mientras se agrandaba la sombra en el fondo de la habitación.
Fuente: Antología del cuento extraño, Ed. Hachette