El gato gris se aprestaba a dar el zarpazo a la torcaza.
La torcaza aterrada rogó para sus adentros:
—¡Dios de los pájaros, sálvame la vida, líbrame del gato!
En una fracción de segundo, la torcaza se transformó en gato y el gato en torcaza.
A continuación, el gato mató a la torcaza.
Fuente: David Wapner, Leer X leer, Editorial Universitaria de Buenos Aires
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