Coyote estaba caminado un día cuando conoció a la vieja. Ella lo saludó y le preguntó a dónde se dirigía.
“Sólo está deambulando” -dijo Coyote-.
Será mejor que dejes de hacerlo, o te encontrarás con un gigante que mata a todo el mundo.
"Oh, los gigantes no me asustan", dijo Coyote (nunca había conocido uno). "Siempre los mato, lucharé contra éste también y acabaré con él".
"Él es más grande y está más cerca de lo que piensas", dijo la vieja.
"No me importa", dijo Coyote, decidiendo que un gigante sería tan grande como un alce de toro y calculando que podría matar uno fácilmente.
Así que Coyote se despidió de Old Woman y siguió adelante, silbando una melodía. En su camino vio una gran rama caída que parecía un palo. Lo cogió y se dijo: "Voy a pegarle al gigante con esto en la cabeza, lo suficiente como para matarlo". Él caminó hacia a una cueva enorme justo en el medio del camino. Silbando alegremente, entró.
Inesperadamente Coyote vio a una mujer que se estaba arrastrando por el suelo.
"¿Qué pasa?" preguntó.
"Estoy hambrienta", dijo, "y demasiado débil para caminar ¿Qué estás haciendo con ese palo?"
-Voy a matar al gigante con él -dijo Coyote, y le preguntó si sabía dónde estaba escondido.
Así de débil como era, la mujer se rió. “Ya estás en el vientre del gigante.”
-¿Cómo puedo estar en su vientre? -preguntó Coyote. Ni siquiera lo he conocido.
-Probablemente pensaste que era una cueva cuando te metiste en la boca -dijo la mujer, y suspiró-. "Es fácil entrar, pero nadie sale, este gigante es tan grande que no puedes verlo con tus ojos, su vientre llena todo un valle".
Coyote tiró su palo y siguió caminando. ¿Qué más podía hacer?
Pronto se encontró con más gente tirada medio muerta. "¿Estás enfermo?" preguntó.
-No -dijeron-, muriendo de hambre, estamos atrapados dentro del gigante.
-Eres una tonta -dijo Coyote-. "Si realmente estamos dentro de este gigante, entonces las paredes de la cueva deben ser el interior de su estómago. Podemos cortar un poco de carne y grasa de él."
"Nunca pensamos en eso", dijeron.
-No eres tan inteligente como yo -dijo Coyote-.
Coyote tomó su cuchillo de caza y comenzó a cortar trozos de las paredes de la cueva. Como él había adivinado, eran de hecho la grasa y la carne del gigante, y la usaba para alimentar a la gente hambrienta. Incluso regresó y dio un poco de carne a la mujer que había conocido primero. Entonces todas las personas encarceladas en el vientre del gigante empezaron a sentirse más fuertes y felices, pero no completamente felices.
-Usted nos ha alimentado -dijeron- y gracias, pero ¿cómo vamos a salir de aquí?
-No te preocupes -dijo Coyote-. "Voy a matar al gigante apuñalándolo en el corazón, ¿dónde está su corazón? Debe estar por aquí en algún lugar".
-Mira el volcán que sopla y golpea allá -dijo alguien.
Tal vez sea el corazón.
-Así es, amigo -dijo Coyote, y comenzó a cortar en esta montaña.
Entonces el gigante habló. -¿Es usted, Coyote?, he oído hablar de usted, deje de apuñalar y cortar, y déjeme en paz, usted puede salir por mi boca, la abriré para usted.
-Me iré, pero todavía no -dijo Coyote, cortando el corazón-. Les dijo a los demás que se prepararan. "Tan pronto como lo tenga en su agonía, habrá un terremoto, abrirá su mandíbula para dar un último suspiro, y entonces su boca se cerrará para siempre.
Coyote cortó un profundo agujero en el corazón del gigante, y la lava comenzó a fluir. Era la sangre del gigante. El gigante gimió, y el suelo bajo los pies del pueblo tembló.
¡Rápido, ahora! -gritó Coyote. La boca del gigante se abrió y todos salieron corriendo. La última fue la garrapata de madera. Los dientes del gigante se cerraban sobre él, pero Coyote logró halarla en el último momento.
-¡Mírame! -gritó la garrapata de madera-. ¡Estoy completamente lisa!
-Eso sucedió cuando te hice pasar -dijo Coyote-. "Siempre serás plana de ahora en adelante, alégrate de estar vivo."
-Supongo que me acostumbraré -dijo la garrapata de madera, y lo hizo.
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