Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y se echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió: “Tienes tan bellos los ojos, que me olvido de adorar a Dios.”
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado, el hombre se afligió y le dijo: “¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.”
Ella respondió: “No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.”
A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía: «La muchacha disminuyó su valor para ti, pero la aumentó para nosotros y te la hemos tomado». Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada.
La muchacha estaba muerta.
Los ojos culpables - de Ah’med Ech Chiruani
Los ojos culpables - de Ah’med Ech Chiruani
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