Microcuento de Eduardo Galeano
Una mañana nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal y como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.
Fuente: Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, Ed. Siglo XXI
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