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La casa encantada - Anónimo

Cuento anónimo tomado de Antología del cuento extraño (selección y traducción de Rodolfo Walsh), Ed. Librería Hachette.

 

La casa encantada

Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a empezar su conversación con el anciano.
Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a Litchfield, donde se realizaba una fiesta de fin de semana. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió que detuviera el automóvil. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.
—Espéreme un momento —suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente. Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamado.
—Dígame —dijo ella—, ¿se vende esta casa?
—Sí —respondió el hombre—, pero no le aconsejo que la compre. ¡Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fantasma!
—Un fantasma —repitió la muchacha—. Santo Dios, ¿y quién es?
—Usted —dijo el anciano y cerró suavemente la puerta.



4 comentarios:

  1. Este relato se relaciona a alguna otra
    historia o mito

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  2. este cuento pelotudo y puto xq no se urga la concha

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    1. y porque no te urgas la concha vos la puta que te pario, hace un libro si tanto criticas... dios que gente estupida.

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  3. Me extrañan los comentarios. Antes las personas escribían en la puerta de un baño público y ahora, se piensan que pueden escribir lo mismo en cualquier lado. Desubicados.

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